¿Qué haces cuando estás tirado en la cama a las 2 de la mañana sin poder dormir? Pues abrir tu biblioteca de Steam en busca de un juego que puedas jugar desde el confort de tus almohadas. Eso fue lo que pasó una noche -de tantas-, y esa es la razón por la que, de miles de títulos en mi biblioteca, los dioses de lo random pusieran su mirada en este título anecdótico lanzado en 2018.
Olivier Archel nos trae un juego arcade, que es compatible con realidad virtual, y que nos recuerda al exitoso Angry Birds (Jaakko Iisalo, 2009) tras la explosión de los juegos de físicas. Bizango Blast se compone de pequeños niveles con altas estructuras entre las que se dispersan unos, podemos llamar, enemigos, junto a tres huevos. El objetivo es acabar con estos enemigos mediante lanzamientos de ballesta disparando a estas estructuras y evitar que los tres huevos se rompan, determinando el número de huevos intactos la puntuación final.
El principal problema de Bizango Blast, más allá de una horrenda interfaz a la que ni siquiera hace falta que hagamos mucha más mención, es el no haber incluido una posibilidad de haber tenido una cámara libre o algún tipo de mapa que muestre la posición de los objetos. Unas flechas antes de cada disparo muestran la ubicación de los enemigos, pero muchas veces están detrás de otras estructuras o directamente sepultados entre un mar de escombros, haciendo imposible tu impacto, ni tan siquiera con los distintos "poderes" que el juego pone a tu disposición.
Esto, que de primeras se puede traducir en que el juego es difícil, no es así. La verdadera consecuencia se encuentra en que cada disparo es prácticamente aleatorio, y por cuestiones de las propias físicas, un mismo tiro puede tener consecuencias muy dispares. Nunca hay sensación de control, y hay muy poca planificación, por lo que Bizango Blast es un pseudojuego de puzles de darle simplemente a ver qué pasa.
¿Es un juego recomendable para pasar el rato? No. ¿Ha cumplido su función de entretenerme en el pre-sueño en lugar de ponerme a comer techo? Pues tampoco.
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