Tómate un respiro, tómate un Lake.
Lake es probablemente el proyecto más ambicioso de Gamious (Turmoil, IO), desarrolladora afincada en los Países Bajos que nos invita a encarnar, en esta ocasión, a Meredith Weiss en su descanso en forma de retiro espiritual de su carrera profesional. Por delante tenemos dos semanas en la Providence Oaks de 1986, una pequeña localidad que bordea un precioso lago donde ejercemos, por carambolas del destino, de repartidora de correos durante nuestra estancia allí, lo cual nos empujará a vivir un montón de situaciones que traerán viejos recuerdos y nos hará replantearnos nuestra propia vida.
¿Alguna vez os habéis ido de vacaciones a un sitio sin internet o habéis simplemente estado unos días en vuestro pueblo alejados de todo el mundo? Si es así, seguro que habéis sentido esa bonita sensación de aislamiento tecnológico que purga toda esa negatividad que traéis por culpa de las redes sociales y también de desconexión extrema con el mundo. Mientras se inicia la tercera guerra mundial vosotros ni os habéis enterado, el cielo sigue teniendo el mismo color de ayer, y vuestra única preocupación es ir a ver cuántos huevos han puesto las gallinas. Si habéis vivido algo así en algún momento, podéis alinear ese sentimiento con Lake. Más que un mal llamado "simulador de repartidor de paquetes" en realidad Lake es un simulador de esas sensaciones. ¿Consigue transmitirlas? Bueno, a medias.
El escenario es inmejorable, y la apuesta visual lo suficientemente atractiva como para que un juego así, que de primeras da la sensación de no ir de nada, se sostenga. Precisamente el principal problema de Lake es que estamos ante un juego que va de demasiadas cosas, ya que en 15 días de lo que debería ser un retiro sanador acabas viviendo tantas experiencias que parece que ha pasado una vida. Con relaciones amorosas como principal eje narrativo, Lake no te obliga a emparejarte pero casi te empuja a ello, por lo que lo que empezó siendo un juego de repartir cartas y paquetes con formas casi grotescas acaba convirtiéndose en un juego de toma de decisiones donde, por desgracia, Gamious demuestra una falta de control demasiado importante. Es posible que en tu partida todo acabe bien hilado, pero si te has mostrado en algún momento con inseguridad, es posible que sufras la partida que tuve que sufrir yo donde se dejaron demasiados cabos importantes sin atar que por alguna razón el juego dio por cerrados. El juego se me estrelló todavía más cuando en posteriores cargas de partida anteriores para ver posibles cambios todo acontecía de la misma manera, tanto en decisiones importantes que deberían cambiar el resultado final como en microdecisiones, en el sentido de que responder de una manera o de otra suscitaba la misma línea de diálogo en la persona con la que estaba hablando. Al final, lo que nos queda es un sistema de elecciones sin ramificación, que casi se resume en una gran elección al final del camino con poca consideración con todo lo de antes.
Aunque todo eso como veis pesa demasiado, lo importante es que en mi primera partida consiguió meterme de lleno en su propuesta donde la palabra simpleza brilla con especial positivismo. Si alguna vez habéis visto un telefilm romántico de tarde, Lake es un buen hijo de todo eso. Sin embargo, si hay tantos telefilms como días tiene el año, no ocurre lo mismo en el mundo de los videojuegos que, a pesar de lo pequeño e independiente del asunto, bien haría en fijarse en él para sembrar un nuevo concepto de videojuego-telefilm que suena tan maravilloso como terrorífico. Un atractivo natural que llega por los ojos sobre todo y al que se le perdonan todos los problemas técnicos que presenta, que van desde paredes invisibles, falta de animaciones y físicas, control del camión de reparto endeble y ese mágico portal que te teletransporta a la oficina de correos si decides tirarte al lago -cosa que te ahorrará varios minutos, o incluso horas de partida-. Ni siquiera tiene un desarrollo de personajes que merezca la pena mencionar, pero de alguna forma Lake es un juego que tiene mucha alma, y que se ve como algo sincero, algo sin complejos y que no está obsesionado con tapar todos sus problemas cuando, simplificándolo a la máxima expresión, se sabe bonito.
Como veis, estamos ante un juego muy de nicho que convierte lo más cotidiano en algo que no se ha visto tanto en el mundo de los videojuegos. Que quieras pasar una temporada en Lake dependerá de lo cantidad de títulos clónicos que hayan pasado por tus manos.
A mi el final me emocinó.
ResponderEliminarViviste la experiencia completa, sin duda
Eliminar