GENESIS NOIR

"Esto no es un juego, es una experiencia". Nunca el mayor de los topicazos de cualquier juego medianamente innovador -unido inequívocamente a la categoría de juego indie- tuvo tanto sentido. La frase, más que manida, es imprescindible para definir de una manera muy superficial y objetiva el Genesis Noir que nos ocupa hoy.

Feral Cat Den es la desarrolladora responsable de este juego de nicho que abraza lo mágico y lo mezcla con lo científico para presentarlo en un envoltorio que ya por sí mismo es motivo suficiente para justificar una recomendación. El apartado visual y sonoro de Genesis Noir es tan exquisito que se me ocurren pocos juegos que tenga tan buen gusto a la hora de presentarse ante ti. Es un juego tremendamente denso que necesita de una buena presentación para conseguir ganarse el atractivo, pero tened claro que, independientemente de si entendéis algo de lo que estáis viendo o no, y haciendo alusión a ese topicazo con el que hemos empezado este texto, Genesis Noir es una experiencia que todo el mundo debería encontrar atractiva.

Vine por lo de fuera y me quedé por lo de dentro. Si antes decíamos que Genesis Noir es un juego de nicho, realmente estamos hablando de dos capas de entrada a ese nicho. El nicho del nicho. Los primeros, quedarán en esa capa externa, y sus ojos y oídos disfrutarán como pocas veces en este ASMR audiovisual que define a la perfección Genesis Noir y que a más de uno le recordará a secuencias de películas como Soul o Interstellar. Son aquéllos que se quedarán con que el juego empieza con un personaje vendiendo relojes a los paseantes. Los segundos, los que conecten más con su contenido y, por decirlo de alguna manera, consigan alinear su frecuencia con la onda de Genesis Noir, entrarán en una espiral de conocimientos relacionados directamente con la física cuántica y los principios y teorías relacionadas con la creación del universo que van desde el propio Big Bang hasta los universos paralelos, con especial énfasis en la historia y la cultura humana de manera que la etnología acaba entrando en la ecuación de manera tangencial. Son aquéllos que se quedarán con que el juego empieza con un personaje vendiendo tiempo a los paseantes.

Aunque todo esto pueda sonar muy denso y dé vértigo, Genesis Noir hace un gran esfuerzo por ser accesible. Tal y como digo, en el peor de los casos te vas a quedar con una experiencia audiovisual sin igual, pero Feral Cat Den consigue presentar conceptos muy complejos de una manera muy amena a poco que pongas de tu parte por, más que saber del tema, prestar atención a todo lo que va ocurriendo. Por supuesto, el juego está cargadísimo de referencias, desde los discos de oro de las Voyager hasta el cuadro de Nighthawks de Edward Hopper y un millón más del que, probablemente, habré captado un bajo porcentaje. Todo es un contexto monumental para una historia mundana: la desesperación de un hombre por evitar la muerte de su amada, la cantante de jazz Miss Masa a manos de un disparo. Un "big bang" capaz de poner fin a nuestro mundo tirando del clásico "si tú te mueres, me muero" que acaba virando hacia el "más vale amar y perder que nunca haber amado". Un personaje principal cuya obsesión durante las cerca de seis horas de juego -dependiendo de lo inspirado que estés ante los puzles- será la de crear un agujero negro capaz de tragarse esa bala paralizada en el tiempo y que va directamente a impactar en nuestra amada Miss Masa si no lo conseguimos, y desde donde el juego parte para tocar el tema de una manera extremadamente científica y racional en ocasiones y extremadamente espiritual en otras.

Extender el análisis de Genesis Noir sólo conllevaría entrar en arruinar la experiencia de aquellos que hayan leído hasta aquí y tengan interés por él. Probablemente estemos ante uno de los juegos del año, pero claramente tienes que conocer a la otra persona bastante bien para recomendárselo.