¿Habrá conseguido Fran Bow, el juego elegido por B. en el último ¿A Qué Juego Quieres que Juegue? #10: Halloween Edition, devolverme mi pasión por las aventuras gráficas?
Si no me habéis leído últimamente habéis de saber que hace unos años adoraba las aventuras gráficas de puntero, pero mi divorcio con ellas está siendo sonado y prácticamente no quiero oír hablar de ellas. Algunas muestras de dichos acontecimientos las podéis ver en la saga Deponia, una de las últimas sagas que me he pateado del género y que ha terminado por abandonar casi toda esperanza. Todo ello no quita para que, cuando vi un poco el juego Fran Bow, quisiera jugarlo a pesar de saber que corría el riesgo de llevarme una nueva desilusión.
Soy un creepy de toda la vida. Me encantan los diseños oscuros y las películas de Tim Burton. Si por mí fuera, viviríamos en Halloween once meses al año -dejemos un mes para la Navidad que tanto me gusta también-. Era fácil que Fran Bow me entrara por los ojos, al igual que ocurrió con otros juegos como The Cat Lady con el que comparte bastante del género. Aquélla no era una aventura gráfica al uso, así que se salvó de la quema. Fran Bow sí que lo es.
En Fran Bow encarnamos a una niña de 10 años ingresada en un hospital psiquiátrico de técnicas un tanto cuestionables. Escapar de allí y reunirse con su adorado gatito "Señor Medianoche" será nuestro objetivo inminente, pero pronto entraremos en una espiral de idas de cabeza y subtramas que llevan a Fran Bow hasta lo más profundo de la endenominada "Ultrarrealidad". Todo esto que os suena a chino no mejorará si jugáis a Fran Bow, porque es un juego que plantea muchas más cuestiones que respuestas a lo largo de sus cinco capítulos.
Una aventura gráfica bien clásica, que tan sólo se "moderniza" una pizca en los diálogos. En lugar de largas y tediosas conversaciones llenas de paja Fran Bow va muy directo al grano, y ni siquiera será necesario volver a hablar con los personajes para saber por dónde van los tiros del siguiente puzle. Todo lo demás se mantiene, con un inventario clásico que permite combinar objetos y usarlos con todos los elementos en pantalla. No, Fran Bow no es el juego que ha hecho que me vuelva a enamorar de las aventuras gráficas. Me ha gustado, a pesar de que me decepcionó en lo que no debió decepcionarme -ahora me extiendo en esto-, pero mi repulsa hacia al género ahora mismo sigue irrecuperable, y la verdad es que tenía fe en que Fran Bow me devolviera de alguna manera la chispa.
Sentenciado el juego en su parte del género por mis propios problemas, toca darle palos a su propia esencia. Fran Bow es un juego increíblemente vulgar y obvio. Desagradable en ocasiones porque sí. La sutileza es algo que no encontrarás en el juego en ningún momento, por lo que todo acaba convirtiéndose en una producción casi de serie Z que en ningún momento juega con el factor psicológico. No desvelaré nada diciendo que Fran Bow usa unas pastillas que le permiten ver lo que otra gente no puede ver, lo cual viene traducido en muerte, sangre y dolor en cuanto entra a cada habitación, y esto es, durante gran parte del juego. Imaginad que una habitación se torna en un carrusel del terror con cabezas decapitadas, fetos tirados en el suelo y mensajes sangrientos por las paredes. ¡Qué chulo! Pues imaginad que eso ocurre en cada estancia del juego, en cada pantalla jugable y durante el 75 % del juego. Jugar con estas dos realidades es parte de la mecánica, así que el efecto queda disipado hasta el extremo.
Como el vestuario del Barcelona cuando juega en Getafe |
Pero no es sólo que se pierda la sorpresa de sus armas por este hecho, es también que lo que en un momento parece "creepy" en otros momentos está directamente fuera de lugar. Sin ir más lejos, hay un momento que directamente es demasiado estúpido como para pasarlo por alto, que lo oculto como spoiler pero realmente ni siquiera es tal porque no destripa nada que no sepamos desde el primer momento: hay un momento en el capítulo quinto en el que se te obliga a cavar y abrir las tumbas de tus padres -sabes que están muertos desde el primer segundo de juego- sin ningún tipo de finalidad y sin aportar absolutamente nada al juego, más allá de recrearse en las situaciones agoniosas. Es como si el juego lo hubiera diseñado una mente de unos doce años, y fuera tan obvio en todo lo que propone que no puede causar la impresión que debería. Imaginad por un momento que en Silent Hill 2 no hubiera ninguna interpretación, ni ningún mensaje subyacente en cada una de las criaturas que atormentan a aquel James que controlábamos. Imaginad que todo estuviera más que claro y de una manera tan obvia que parece insultar la inteligencia del jugador. ¿Entendéis lo que quiero decir?
Con todo y con eso, si te atraen todo este tipo de imágenes -como las que veis en las capturas- Fran Bow no es un mal juego. A pesar de que lo estoy poniendo algo verde me ha gustado de verdad, y los puzles gracias a Dios tiran más por lo lógico que por lo enrevesado, que siempre es de agradecer para alguien que está en crisis con las aventuras gráficas. A quién quiero engañar, yo leo este texto tal cual y veo las imágenes y lo sigo queriendo jugar con las mismas ganas.Quizá le tenía demasiada fe.
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