Child of Light

La guerra fémina del último ¿A Qué Juego Quieres que Juegue? nos dejaba uno de los juegos más esperados por todos que Iris se encargó de recomendar. El juego que figura en toda wishlist que se precie como bien demuestra que arrasara en las votaciones.

Bienvenidos a un mundo sin igual donde los cuentos toman otra dimensión. Donde hombres y mujeres de cualquier edad son capaces de verse mecidos por una narrativa diferente. Donde el jugador es capaz de impregnarse en una historia de desarrollo básico a la cual no le importa abrazar. Donde lo oscuro y lo bonito se fusionan para crear un entorno sin igual.

Bienvenidos a un mundo donde eso del apartado gráfico no existe. Donde más que un experto jugador de videojuegos el análisis le quedaría mucho mejor a un experto en bellas artes. Donde los escenarios son postales que resumen un viaje que no quieres que acabe en ningún momento. Donde podrías pasar horas admirando cada uno de los trazos que componen el lienzo. Donde las palabras sólo son capaces de enturbiar las imágenes.

Child of Light es una maravilla visual por encima de cualquier otra cosa. Es un juego lleno de magia, y tiene un encanto irrepetible. Es una obra imperecedera que va más allá del mero comentario de "destaca por su diseño artístico". Jugar a Child of Light es casi parar el tiempo, y es de esos juegos que harán que cualquier cosa que juegues inmediatamente después te parezca vacía y ruda.

Sí, Child of Light es precioso y el aura que tiene lo hace brillar por sí sólo, pero estamos hablando de un juego, y la parte jugable es importante. ¿Qué encontramos en Child of Light en ese aspecto? Algo totalmente a la altura. Bajo una etiqueta de RPG se esconde un juego mucho más elaborado de lo simplificado que pueda parecer en capturas. Un estilo de RPG cercano a los Paper Mario, con un protagonista principal -también sustituible- y un ayudante en combate con distintas habilidades. El desarrollo de estos combates sería bien plano de no ser por la barra de tiempo de la que somos dueño y señor. Controlar la barra de tiempo, ralentizar al enemigo y saber cuándo atacar y cuándo no es mucho más importante que tener unas buenas estadísticas o tener un árbol de habilidades bien desarrollado. Fácil de entender, difícil de dominar a la perfección.

Aunque con todo eso me sobra para incluir ya a Child of Light entre mis juegos favoritos, el hecho de que se desarrolle en un entorno "Metroidvania" lleno de objetos repartidos a lo largo de sus áreas lo hace todavía mejor. Un RPG que no es agotador ni repetitivo, que es precioso a la vista como ningún otro juego y que es adictivo de jugar. Poco más se le puede pedir a un videojuego.

¿Y por qué Child of Light no tiene una nota todavía mayor? Pensándolo fríamente Child of Light sería un candidato incluso al 10, pero de alguna manera no resuena dentro de tu corazón como otros juegos, y días después lo que se instala en tu cabeza es simplemente su belleza, y eso es un poso demasiado superficial. Se me viene a la mente por ejemplo Mass Effect, cuyos juegos están lejos de la perfección pero que despertaba en ti algo totalmente inaudito. Child of Light realmente no despierta nada en ese sentido, de hecho la historia como digo es algo plana y está carente de cierta épica. Es como si conocieras a una chica increíblemente guapa con la que además te llevas muy bien, pero no sientes mariposas en el estómago en ningún momento. Creo que es lo único que lo separa de estar entre los mejores juegos que he jugado nunca.