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6 dic 2017

Orwell

El Gran Hermano está aquí.



¿Cuánto tardé en añadir Orwell a mi lista de deseados? Creo que lo añadí incluso antes de que saliera. Eso era oro puro, necesitaba saber más pero a la misma vez quería meterme en mi ya mencionada burbuja para no saber nada del juego. Un juego donde podías cotillear noticias, redes sociales, blogs y hasta móviles y ordenadores de los personajes. ¿Quién puede resistirse? Lo único malo de esto es que no puedas hacerlo en el water, que es donde yo normalmente me tiro las horas muertas mirando vuestras fotos de avatar de WhatsApp.

Orwell está desarrollado por Osmotic Studios y ya tiene una secuela en marcha. Entender Orwell como juego no es fácil. Durante los directos mencioné varias veces a Her Story. El juego de Sam Barlow es, para que nos entendamos, un antecedente importantísimo para Orwell, un pilar que casi deja claro que sin aquél juego Orwell probablemente sería diferente. Luego te pones a jugarlo y realmente no tienen mucho que ver, pero la sensación está ahí.


Encarnamos a un investigador en pruebas al que se le ha asignado la tarea de desmantelar una trama terrorista que está atentando contra monumentos de un país imaginario llamado The Nation. Que digo yo, asignarle un caso perteneciente a una de las peores crisis que ha sufrido el país a un investigador en pruebas, pues ya me dirás. En cualquier caso, contaremos con la ayuda de Symes, un supervisor que nos aconsejará durante todo el juego. Nuestra función está clara: como investigadores tenemos acceso a un montón de datos que debemos subir a Orwell -ahora explico qué es Orwell-, y la información que llegue determinará la línea de acción de las fuerzas policiales y del gobierno.


Orwell no es más que un programa que permite espiar con el culo sentado en una silla todo el día. Sí, Orwell es un creador de almorranas. En Orwell tendremos una preciosérrima interfaz que organiza todos los datos que vamos extrayendo de tres importantes bloques. Tenemos el Reader por un lado que nos da acceso a información pública, desde páginas web hasta periódicos pasando por la vida pública de quien estemos investigando, como redes sociales o blogs. En segundo lugar, tenemos pura invasión de la privacidad con el Listener que nos permite escuchar llamadas telefónicas o conversaciones de chat, así como e-mails. Por último, el Insider nos permite colarnos directamente dentro del PC o el móvil de alguien y, mediante un número de identificación del aparato -está todo pensado para el sistema-, poder controlarlo como si fuéramos su usuario. Esto nos da acceso a historiales de navegación y cualquier archivo del dispositivo.


Así, cada vez que encontremos algún dato tendremos que decidir si enviarlo a Orwell o no, gracias a una interfaz, repito, maravillosa. Hay por supuesto datos que son irrelevantes y que no hay por qué enviar, mientras que otros son obligatorios para que continúe la historia. En general, la sensación es que por una vez sí que nuestras decisiones cambian los resultados desde casi el primer momento. Personajes pueden morir por nuestra culpa o quedar libres. Tenemos bastante control. No es el paradigma de la libertad y las posibilidades porque ahora comentaré cosas sobre su rigidez, pero es lo suficientemente amplio en ese aspecto como para que por una vez puedas venderlo con "tus decisiones importan" y no estés mintiendo.

A estos datos que podemos enviar, marcados siempre en azul, se les unen datos que entran en conflicto con otros, marcados en amarillo. Básicamente aquí tenemos que decidir qué dato es el correcto, o como mínimo el que nos interese. Por ejemplo podemos descubrir que en una red social alguien dice que está soltero pero podemos tener luego una conversación privada donde dice lo contrario. Es importante tener en mente las fechas para saber qué dato es el idóneo. No obstante, al juego le han caído algunas quejas de gente que dice que no hay suficiente información en estos casos para tomar la decisión. Tenéis que tener en mente que Orwell es en realidad una reflexión hecha videojuego, y lo que pretende hacer con ese tipo de cosas es mostrar los peligros de que alguien pueda decidir nuestro destino espiándonos y obteniendo información de nuestros actos en la red. No existe verdad absoluta, y el juego de alguna manera hace muy bien eso. Todo desembocará en uno de los finales preparados, no existiendo realmente un final bueno ni malo. La moraleja es bastante obvia.

Pues que me ha salido esto buscando imágenes del juego y oye, la frase de George Orwell no puede ser más idónea

Es un juego rígido, un juego que te lleva muy de la mano. Te presenta todo automáticamente y no tienes que hacer una gran labor de búsqueda. Vas entrando a los enlaces y realmente no estás realizando una investigación por tu parte. Al principio esto se te hace llamativo y puedes llegar a criticarlo. Un juego tan guiado, que te marca todos los datos que tienes que enviar y además no te deja libertad -no puedes por ejemplo entrar a una red social y buscar un nombre-. Con el paso del tiempo, te das cuenta de la enorme densidad que hay en Orwell, y hasta agradeces que todo esté tan guiado. A partir del tercer capítulo, hay bastantes datos para enviar y tomar decisiones al respecto, y lo que parecía un juego muy lineal con interfaz bonita se acaba convirtiendo un poco en lo que tenías en mente antes de empezarlo.


Aunque estamos ante un juego muy serio que tiene la amenaza terrorista y una profunda visión de una situación política distópica, hay tiempo para los marujeos y cotilleos. El juego equilibra muy bien esto, dándote noticias bien serias e intercalándolas con visitas a páginas web de grupos de música, agencias de búsqueda de pareja, redes sociales, fotografías privadas y, en definitiva, un montón de cotilleo puro y duro mezclado con análisis de información relevante. Si a Orwell le quitaras todos esos momentos, se tornaría tan serio que sería aburrido.


Marujos y marujas del mundo, uníos e instalad Orwell en vuestro ordenador. Si queréis algo distinto, original y que sin duda cumple lo que promete echad un vistazo y aseguraos de prestar mucha atención a todo lo que leéis. Por mi parte, necesito ya la segunda parte -o temporada, o como lo quieran llamar-.


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