Uncanny Valley

Empujado por mi querida Igone para jugarlo dentro de la iniciativa de ZonaDelta de El Gamer Invisible 2.

Día 1 (Tiempo de juego - 00:40): Me encuentro un poco confundido ante la estructura de Uncanny Valley. Una advertencia al principio me cuenta que en función de lo que vayas haciendo el juego va cambiando, y que se aconseja jugar al juego varias veces para exprimirlo por completo. De momento, en lo poco que llevo, la sensación que tengo es la de Home, un juego donde la historia también iba cambiando en función de lo que ibas investigando. Además, comparte con dicho juego sus gráficos pixelados y el scroll horizontal con diversos niveles de zoom.

En los comandos aparecen opciones para apuntar y disparar, por lo que Uncanny Valley huele a que va a ser más interactivo que aquél juego de Benjamin Rivers.

(Tiempo de juego - 01:09): Steam me marca 69 minutos jugados y ya he llegado al final. No he entendido mucho, aunque me he hecho una pequeña idea, pero desde luego se confirma que es un juego para repetir una y otra vez e ir viendo varios finales. Desconozco cuántos habrá, pero desde luego tiene pinta de que lo jugaré unas cuantas veces más para poder hacerme una idea acertada.

Todo huele a Silent Hill, algo más gore y explícito, pero de momento bastante interesante. A ver si tengo más suerte en la siguiente partida que ando algo perdido.

Es difícil hacer llegar con palabras por qué Uncanny Valley es tan buen juego. Un juego con errores en su jugabilidad profundos, donde puedes acceder al inventario mientras ves los créditos del final y no sólo eso, también puedes acceder a tu inventario de la anterior partida al elegir empezar una nueva mientras ves los títulos iniciales. Un juego donde a pesar de haberlo terminado unas diez o doce veces todavía no tengo claro cuál es el botón de coger objetos y cuál es el botón de usarlos. Un juego donde no se te resaltan algunos de los elementos interactuables y otros sí. Un juego donde la estrategia para esquivar a los enemigos consiste en su mayoría en salir y entrar de una habitación hasta que la estancia se encuentre vacía. Uncanny Valley es jugablemente una especie de prototipo. Un juego que tiene el esqueleto hecho pero al que le falta la carne y la vida.

La buena noticia es que aprendes a lidiar con todo esto bastante pronto. Tras unas partidas en las que has llegado a un final muy probablemente negativo empiezas a entender la estructura del juego, una peculiar manera de plantearlo que se basa en la experiencia de las anteriores partidas para poder avanzar. El ver los créditos finales no es más que una invitación a empezar de nuevo, y esta vez con todo lo aprendido en tus vivencias. Es algo así como jugar a Edge of Tomorrow en un entorno terrorífico y misterioso donde guardas los recuerdos de lo sucedido cada vez que mueres. Algo así como una aventura gráfica con tiempo que tienes que empezar desde cero con la ventaja de saber qué puedes hacer y qué no. De hecho, Uncanny Valley guarda muchas similitudes con juegos como el mítico Dark Seed.

Porque en Uncanny Valley tus acciones sí que importan, y la cantidad de libertad que encuentras en el juego es casi abrumadora. Es un recinto muy acotado, tan sólo dos edificios y menos de una hora de partida, pero con muchas posibilidades en cuanto a lo que hacer y también en cuándo hacerlo. Ejecutar una misma acción en momentos diferentes del tiempo te llevará a muy diferentes resultados. Es uno de los pocos juegos que ha hecho que probar alguna locura de mis objetos del inventario con algún elemento del entorno haya funcionado sin esperarlo.

Hecho por Cowardly Creations, un muy pequeño estudio indie al que se le ven maneras. de hecho si echáis un vistazo a la demo que salió del juego podéis ver el grado de madurez que se instaló en Cowrdly Creations. Una demo llena de momentos tétricos y siniestros de los cuales sólo quedan un par en la versión final. Uncanny Valley es magnífico por su estructura y por su nula linealidad. Como guardia de seguridad de un complejo abandonado tendrás a tu disposición un montón de información sobre el misterio que rodea al mismo, y tú marcarás el propio ritmo a la hora de llevar la investigación -si es que quieres-. No hay líneas a seguir, no hay siquiera pistas que te ayuden a dar los primeros pasos. Uncanny Valley tiene ese punto de realismo que se traduce en una enorme satisfacción cada vez que sientes que das un paso más hacia la verdad escondida en esos niveles inferiores que acabarán siendo tu obsesión.

Por eso, recomiendo muy encarecidamente Uncanny Valley. No para el jugador principiante, desde luego, pero sí para el que quiera algo diferente -y sea capaz de tolerar sus desgracias jugables-. Merece mucho la pena.