Toren

¿Toren? Este juego debería llamarse tearing.

Teniendo en cuenta lo mucho que me gustan todos estos juegos que buscan el arte visual casi por encima de lo jugable, esperaba que Toren se convirtiera en un pequeño caramelo para mi mermada experiencia jugadora de los últimos meses. Tenía claro que no iba a esperar algo como Child of Light, pero sí que confiaba en que pudiera relajarme por fin y aliviar mi increíble crisis con todo lo que estoy tocando últimamente.

Desde el principio se me cayó el juego. Su confuso desarrollo lineal pero a la misma vez lioso en un universo espiritual lo convierten en el típico juego en el que no te enteras muy bien qué pasa. En lugar de introducir poco a poco los conceptos y el esqueleto del juego, Toren empieza sin ningún tipo de fase de "andamiaje". Nos sumergimos en una espiral de plataformas y puzles -muy sencillos- en un mundo tridimensional que se mueve entre lo bello y lo lamentable. Es como si Swordtales -empresa brasileña desarrolladora del proyecto con subvención de por medio- te hubiera pintado la casa, y lo hubiera hecho sin darle más de una mano de pintura. Es más, Swordtales ni siquiera mojaba a menudo la brocha, simplemente pintaba en una dirección y cuando se empezaba a acabar la pintura en la brocha es cuando volvía a mojar, dejándote evidentes claro-oscuros en la pared.

Esa cosa roja que parece un manchurrón del Paint es una capa

El resultado es un poco lo que veis en las imágenes, tanto en capturas como en el vídeo. Digamos que de lejos Toren es bello, pero de cerca es horrendo. El tearing será protagonista indiscutible de unos gráficos que parecen de la era PlayStation2, sólo que en una remasterización HD. Las luces, sombras y demás efectos pululan por el escenario de la manera más antinatural que puedas imaginar. No sé cómo hacer llegar la idea de que Toren parece un juego bonito pero es tremendamente feo. La ubicación de las cámaras tampoco ayuda en absoluto ya que acaba siendo extremadamente agobiante en muchos momentos. Hacía tiempo que no veía un juego con tantos problemas de cámara, que afectan directamente a la jugabilidad en muchos casos tirándote por el precipicio más cercano.

El juego más bellamente feo que te puedes encontrar

Pero tranquilo, si no mueres por culpa de la cámara lo harás por esos saltos casi incontrolables e imprecisos, aunque siempre mejor eso que caer por uno de los muchos bugs que probablemente te encontrarás a lo largo del par de horas que puede durarte el juego. Unid a todo eso una historia espiritual de esas que te dejan un poco indiferente, con cosas extrañas, frases aleatorias y demás recursos que pretenden dar una profundidad que se traduce en bostezos cada vez que se interrumpe vuestra acción -muchísimas interrupciones a cada paso al principio que te sacarán de quicio-. Si no habéis tenido suficiente sopor, la protagonista se mueve mediante animaciones estúpidamente lentas, lo que os desesperará todavía más.

Vamos ya con el vídeo, esta vez algo diferente. Una primera parte dedicada a lo que Swordtales quería hacer, y una segunda parte dedicada a lo que realmente acabó haciendo.

Quiero romper una lanza al favor del juego, que aunque no me ha gustado tiene ciertas cosas buenas. Es mucho piropearle, pero me recordó al ICO en varias ocasiones, y aunque es muy poco imaginativo tanto en plataformas como puzles por lo menos no es un juego en el que te puedas atascar. También hay que tener en cuenta que es el primer juego del estudio, y que el proyecto era bastante ambicioso. Quizá ése fue el problema, intentar aparentar lo que claramente los desarrolladores demuestran que no son. Probablemente hubiera estado mejor bajar un poco las expectativas en tema artístico y mostrar un juego mucho más equilibrado en todos los aspectos.