John Romero es una de las personalidades más fuertes de la industria de los videojuegos. Su mera presencia y nombre provoca giros de cabeza, y a la misma vez se trata de una de las figuras más accesibles y queridas por la comunidad de videojuegos. Su persona ha quedado inevitablemente ligada a Doom, pero John Romero es mucho más que eso.
Su autobiografía, que tenemos en nuestras manos gracias a Héroes de Papel, me ha dejado clara una cosa: John Romero le debe mucho a Doom, pero Doom le debe mucho a John Romero.
Vine a leer los primeros pasos de un John Romero en la programación, cómo empezó a hacer sus primeros juegos y como pegó el pelotazo final con Doom, por el que siempre será recordado, pero lo cierto es que tardé dos páginas en cambiar de parecer. La historia de John Romero es atrapante, durísima y muy definitoria, hasta el punto de que no quería que dejara de hablar de sí mismo en lugar de hablar de sus videojuegos. No voy a pararme a dar muchos ejemplos, pero la cosa es tan extrema que a veces sentía que estaba viendo un culebrón de media tarde lleno de giros y clichés. Desde su más tierna infancia, John Romero cuenta una serie de acontecimientos que, sin duda, han marcado para siempre no solo su persona, sino toda su creatividad canalizada en sus videojuegos.
Cuando alguien escribe su biografía tiende a rodear de fuegos de artificio los momentos más trascendentales de su vida, alargándolos lo suficiente como para intentar mantener al lector más tiempo del que quizá sea necesario. John Romero no hace eso, John Romero te cuenta de la misma manera cómo diseñó Doom que cómo su padre le dejó tirado en el desierto cuando era solo un niño junto a su hermano pequeño. A veces incluso se pasa de neutral, a veces incluso uno se pregunta hasta qué punto el propio John Romero es consciente de la vida que le ha tocado. A pesar de todo, de haber tenido que enfrentarse a episodios indeseables, es capaz de encontrar lo positivo en todo ello y, sin siquiera necesitar de dar sermones ni moralejas baratas, transmitir una naturalidad casi impropia de dichas situaciones. Lejos queda el victimismo, y por ello lejos queda también la exageración.
Admito que quedé tan enganchado a esa primera parte, que cuando se mete en faena a hablar de sus juegos sentí un pequeño bajón. No obstante, todo es tan ameno e interesante que pronto retomé la chispa. La buena noticia es que John Romero está orgulloso de su Doom, y no es uno de esos casos donde el autor se ve eclipsado por su propia obra y lo que pretende es intentar reivindicar el resto de sus títulos. No en vano el libro se llama Doom Guy, y no por casualidad, Doom colma las principales páginas, pero todos los juegos que se van mencionando, siempre salpicados de anécdotas para el recuerdo, tienen un papel importante a la hora de colaborar en los sueños y ambiciones del propio Romero. No exagero si digo que conforme iba leyendo me daban ganas de jugar a todos y cada uno de ellos, para meterme más en situación e imaginarme cada una de sus descripciones mientras consumo toda su obra. No lo hice, porque me tiempo es infinito, pero pocos juegos me han dejado con tantas ganas de hacerlo.
Una de las razones por las que existe este libro es porque John Romero ha dicho que hay demasiadas historias falsas o imprecisas alrededor tanto de su figura como de sus obras. Da la casualidad que John Romero, como cuenta durante el libro, tiene una extraña condición llamada hipertimesia, también conocida como "memoria absoluta". Para resumir, es capaz de recordar hechos pasados con total nitidez y acierto, hasta el punto de que el resto de sus compañeros de programación remiten a todos los periodistas al propio Romero cuando no recuerdan algo con exactitud. De alguna manera, esta biografía pretende oficializar determinados aspectos de la concepción de Doom -y el resto de juegos-.
En cuanto al libro en sí, lo que vais a encontrar son alrededor de 350 páginas distribuidas en capítulos con una maquetación minimalista pero efectiva. He visto algunas quejas por el tamaño de la letra, pero yo lo veo bastante bien como está. Para mí, una lectura atrapante desde la primera página, que toca temas muy diversos con la misma intensidad, y que es capaz de dar la bienvenida incluso a aquellos que ni siquiera tengan un gran interés en los videojuegos.
Copia de prensa proporcionada por Héroes de Papel.
¡Pues me lo apunto! No soy yo de idolizar a nadie, pero Romero siempre me pareció una figura interesante, no parece mala persona y lo que cuentas suena bien.
ResponderEliminarPD: Queremos review del Daikatana!
¡Te juro que hoy mismo he hecho amago de ponerme el Daikatana!
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