Personas y contextos.
Aquí tenéis el análisis en vídeo, por si lo preferís.
Es ya cada vez más común toparnos con experiencias puramente narrativas que utilizan el videojuego más como un medio que como una necesidad. Lo que antes se traducía en productos originales, que servían para alzar a los videojuegos como canales distintos para contar historias, ahora se ven como intentos de destacar entre un millón de títulos similares, como alguien que sigue una baliza en mitad de una tormenta de nieve. Es por eso que cada vez cuesta más encontrar títulos de este tipo que de verdad pasen esa barrera de entretenimiento puntual de un par de horas, muy efectivos en el momento de jugarse, pero sin dejar un poso que permita recordar el juego por encima del resto del género. Dejadme adelantaros que South of the Circle lo consigue.
Luke Whittaker, Katherine Bidwell y George Batchelor son las cabezas visibles de State of Play, el estudio ganador de varios premios entre los que se incluye un BAFTA y que nos ha traído títulos tan remarcables como Lumino City o Kami. Esta vez, la fidedigna editora 11 bit studios se encarga de distribuir esta historia ambientada en la Guerra Fría de los años 60, donde Peter, un profesor de Cambridge, sufre un aterrizaje forzoso durante una expedición a la Antártida que le obligará a afinar su instinto de supervivencia. Durante su odisea, tendrá tiempo de recordar toda su vida, en un ejercicio de introspección que le llevará a plantearse si todas sus decisiones han sido las apropiadas.
Así pues, South of the Circle cuenta una historia que se mueve constantemente entre el presente y el pasado, por medio de las vivencias de Peter. Desde su propia infancia y los sucesos que le marcarían como persona, hasta su adultez, South of the Circle es un juego que deja clara la importancia del contexto a la hora de modelar la forma de ser del individuo. Las efectistas transiciones entre presente y pasado, de lo más destacado y acertado del juego, serán puertas entre los episodios de la vida de Peter, tratando temas tan mundanos pero a la vez tan importantes, como el amor, el trabajo y la persecución de los ideales.
No me malinterpretéis si digo que todo esto está muy bien, pero no deja de sonar como algo que hemos visto ya en numerosas ocasiones. Lo que hace que South of the Circle brille en su género es su sistema de toma de decisiones, muy simple y algo obtuso al principio, pero que acaba conquistando por diferente. Un sistema muy dinámico, que en lugar de invitarte a elegir tu siguiente frase, simplemente te invita a elegir tu estado de ánimo o tono para decir en cualquier caso lo mismo. Así, mediante unos símbolos de diálogo que pronto interiorizaremos y que engloban varios conceptos distintos, iremos moldeando una historia que no parece cambiar demasiado, pero que sí que consigue dinamizarse lo suficiente como para que se le preste la suficiente atención. No me pareció tan bien el hecho de que prácticamente cada vez que Peter habla tendremos que pulsar el botón de toma de decisión correspondiente, ya que son muchísimas las ocasiones en las que no hay más que una sola opción, quedando un tanto extraño y redundante.
El entramado político de la Guerra Fría, esta vez acotada entre las relaciones del Reino Unido y la Unión Soviética, está lo suficientemente presente como para ser un factor contextual diferenciador, pero a la misma vez lo suficientemente simple como para no marear al jugador o desviarle de la verdadera historia que hay detrás. No es un juego que vaya sobre la Guerra Fría, es un juego que va sobre personas y sus contextos, y de cómo las presiones de los que te rodean acaban por incidir positivamente o negativamente en tu propia forma de afrontar la vida.
Artísticamente pocos peros podemos encontrar. El estilo y el buen gusto que nos lanzan State of Play con este juego son prácticamente un motivo para jugarlo, incluso si la historia no te entra del todo. Quizá para mi gusto se pasa de efecto de granulado, aunque entiendo la intención cinematográfica detrás de esto. Por lo demás, las ya mencionadas transiciones, junto con un posicionamiento y movimiento de cámaras también altamente cinematográfico, dan esa sensación de estar ante un juego mucho más ambicioso y acertado de lo que el género suele dar. Animaciones sobresalientes potenciadas por motion capture sobre actores reales (Gwilym Lee, Olivia Vinall, Richard Goulding, Anton Lesser, Adrian Rawlins y Michael Fox) sobre los que se ha "dibujado", que realizan un trabajo interpretativo concienzudo y que sin duda componen un pilar fundamental a la hora de creernos esta historia donde la química entre sus protagonistas supone un componente crítico. Mención al hecho de que esté subtitulado al español, sin erratas ni traducciones extrañas que yo haya visto.
No es un juego que vaya sobre la Guerra Fría, es un juego que va sobre personas y sus contextos.
No es un aspecto negativo, pero sí algo que considero que hay que mencionar: no esperéis gran interactividad. South of the Circle es prácticamente como ver una película. Un juego que puedes jugar con una mano y que te deja hacerte un bol de palomitas para la otra. Incluso dentro de un género cuyo esqueleto ya cuenta con esa premisa, el juego de State of Play es doblemente culpable de ello, sin tener que ser algo negativo. Sirva esto de aviso para los que busquen un híbrido entre aventura gráfica y narración.
Probablemente South of the Circle pase desapercibido y sea un juego que más bien tienes que buscar antes que acabar topándote con él, pero aquellos que naden en este tipo de experiencias narrativas con asiduidad encontrarán algo distinto dentro de un género tan cuadriculado. Todos sus componentes suman, pero especialmente su notable apartado artístico y trabajo interpretativo sirven para dar mucha más fuerza a su historia, en un claro ejemplo de cómo todo debe estar al servicio de esta para este tipo de juegos.
Copia de prensa proporcionada por 11 bit studios. En ningún momento las opiniones de este texto se han visto influenciadas por este hecho.
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