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23 feb 2022

GOROGOA - EL VIAJE ESPIRITUAL Y VISUAL


Annapurna Interactive nos trajo un juego de puzles diferente, que acaba cometiendo errores comunes al género. Un viaje visual y reflexivo por encima de todo lo demás, que se siente lo suficientemente refrescante como para brillar por encima de sus problemas.




Gorogoa es uno de esos proyectos de desarrollador individual con una historia tormentosa detrás que llevó a Jason Roberts a prácticamente arruinarse tras dejar su trabajo a tiempo completo para dedicarlo en integridad a su juego, de alguien que, además, no tenía conocimientos sobre desarrollo de videojuegos. La llegada de Annapurna Interactive como editora y el anuncio de que Gorogoa iba a ser uno de los primeros juegos lanzados debió caer como un rayo de luz en la oscuridad de un proyecto que estaba pensado para un par de años y que se acabó estirando hasta los seis.


Jason Roberts nos deja esa sensación de juego único que suele estar ligada a gente que tiene relación con los videojuegos de forma tangencial. Estos "agentes externos" nos suelen permitir tener prismas distintos a la hora de disfrutar videojuegos independientes y Gorogoa es un ejemplo de ello. Un juego que se define pronto como de puzles, y que se resume en mover una serie de viñetas en una cuadrícula de 2x2 e interactuar dentro de las mismas para ir encajando todas las piezas, en un sistema que parece abrazar esos libros infantiles con varios elementos interactuables para crear una sucesión de estímulos, que en este caso viene capitaneada por una historia donde la religión y la espiritualidad se dan la mano y de la que, honestamente, entendí lo justo. Como no podría ser de otra manera en un juego que comenzó como una novela gráfica interactiva, el apartado artístico goza de una importancia capital y es el verdadero reclamo del juego, más allá de esos momentos Eureka tan marcados y presentes en el juego.




Estamos ante un juego que abraza lo abstracto pero que no se torna difícil en ningún momento, básicamente porque la cantidad de posibilidades para resolver cada puzle es relativamente escueta. Entramos, por tanto, en un desgraciado maremágnum de ensayo y error, que acaba resolviendo demasiadas veces sus puzles un poco a la fuerza, y donde el usuario llega a conseguir ver el objetivo más inmediato, pero no acaba de tener claro el lugar donde quiere acabar. Si bien los puzles no invitan a la contemplación y al detenerse a pensar, lo cierto es que cada vez que se resuelven proporcionan esa dosis de recompensa placentera y necesaria en este tipo de juegos. Sus escasas dos horas también juegan a su favor, minimizando sus puntos negativos en el diseño de algunos puzles.




Supongo que no conecté con Gorogoa. El hecho de que sentirme fuera de la historia desde el primer momento, junto a unos puzles que, a riesgo de repetirme, no tienen el mejor planteamiento precisamente, me desconectaron demasiado y me llevaron a sentir Gorogoa como algo distante a mí, como algo bonito y placentero que simplemente no estaba entendiendo pero que estaba disfrutando desde la absoluta ignorancia.




2 comentarios :

  1. A mi me pasó cómo a ti, solo que no lo estaba disfrutando nada y lo dejé enseguida.
    Pero oye, me pareció un buen juego que, simplemente, no era para mi

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    1. Digamos que es lo suficientemente corto como para catalogarse de anecdótico sin que de mucho más tiempo a posicionarse en un extremo siquiera.
      Gracias por tu comentario, como siempre!

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