SLIDER

5 oct 2018

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas

Oceanhorn se llevó un montón de elogios en su versión para móviles. No es la primera vez que nos enfrentamos a un salto desde el móvil, pero no todos consiguen darlo con sentido. ¿Dónde cae Oceanhorn?



Zelda. Zelda, Zelda, Zelda... ¿Zelda? ¡Zelda, Zelda!

Con eso ya he cumplido el cupo de cualquier análisis de Oceanhorn que podáis encontrar. No existe una versión más descarada de la saga de Nintendo que este Oceanhorn. Como no quiero repetir lo que ya se ve con sólo mirar una captura aquí queda dicho.


"Ya que no podemos jugar a los Zelda en PC Oceanhorn llena un poco ese sitio". Lo primero: emulación. Lo segundo: estamos apuñalando los videojuegos como concepto si decimos que Oceanhorn llena el hueco que Zelda deja para la gloriosa Master Race. De verdad, considero que no le hacemos ningún favor a este mundillo con expresiones como esa. Decir algo así, es como decir que Bad Rats llena el hueco de Ghost of a Tale.

El protagonista principal, sin nombre, parece hecho con un editor de Mii

Ahora bien, la historia cambia radicalmente si lo que tenemos entre manos es un dispositivo móvil. Oceanhorn brilla con fuerza si el jugador tiene el chip de "juego de móvil" activado en su cerebro. Un juego mucho mejor de lo que puedes esperar para dichas plataformas que sí que es capaz de al menos quitarte el mono de Zelda. Con su vista isométrica se nos presenta un juego de acción con mazmorras y puzles que también incluye bosses y una aceptable cantidad de herramientas a usar. También tendrás oportunidad de perderte porque el juego es bastante ambiguo en sus propuestas, y si encima  como digo juegas en móvil, que siempre se presta a partidas más ocasionales, probablemente acabarás mirando alguna guía para saber tu siguiente destino.


PC es otra historia. Sentarte con tu mando de jugar en una pantalla mucho más grande que tu ego hace que Oceanhorn no sólo se vea peor, sino que se sienta peor. Es mucho más insignificante, mucho más anecdótico y en definitiva mucho más prescindible. No tengo grandes pegas, pero el salto desde luego no le ha sentado bien.


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