Danganronpa: Trigger Happy Havoc

Hope's Peak Academy. Una escuela elitista donde sólo los mejores estudiantes en cada una de sus artes tienen plaza. No podías creer tu suerte cuando, tras participar en un sorteo, tu nombre figuraba como ganador de la plaza al "estudiante más suertudo". Ibas a codearte con la élite, y tú te sentías tan abrumado como excitado ante tal noticia. No sabías muy bien qué pintabas allí cuando realmente eres una persona promedio, sin grandes capacidades para el estudio, sin siquiera hobbys en los que destaques ni nada que te señale como el mejor en algo. Quizá por todo ello, tus nerviosos primeros pasos dentro de la academia te llevaron a un inoportuno mareo que te hizo perder el conocimiento durante un tiempo.

Cuando despiertas ya nada es igual. Una habitación con placas metálicas que tapan lo que deberían ser ventanas te da la bienvenida. Te reúnes con tus compañeros de academia -a los cuales ya habías cotilleado por internet- y compruebas que todos habéis sufrido el mismo proceso, y no pasa mucho tiempo hasta que una especie de oso bipolar que sospecháis está controlado por control remoto, inicia una ceremonia de bienvenida donde os da las malas noticias: adiós al mundo que conocíais. Vuestra vida estará ligada eternamente a esa academia, la cual no podéis abandonar. La única manera de abandonar la academia es graduarse.

Y no, no hablamos de aprobar examenes. La única manera de graduarte es asesinando a uno de tus compañeros y no ser descubierto tras un juicio.

Con esta espectacular premisa comienza Danganronpa: Trigger Happy Havoc, el juego elegido en ¿A Qué Juego Quieres que Juegue? Gold Edition #2 por el queridísimo Sick. Podéis leer el análisis y ver las imágenes sin el más mínimo resquicio de spoiler -me he encargado de revisarlo especialmente en este caso-.

Uno de los motivos por las que comprarse una PSP. Bueno, eso se podía decir hasta hace bien poco, porque gracias a Dios Danganronpa ha dado el salto más allá de las portátiles y llega a PC con una adaptación decente de un juego que no te puedes perder. Y yo que me alegro, porque en PSP no lo pude jugar y probablemente hubiera caído en el olvido. Echemos ya el vistazo oportuno al cuaderno de bitácora:

Día 1 (Tiempo de juego - 00:41): Tranquilicémonos. Tengo tanto que decir que he decidido parar antes de seguir para escribir todo esto. Todavía no estoy seguro de qué va el juego, así que esto es una primera impresión muy superficial. Ya sabéis que las visual novel son un género que me atrae tanto como luego me decepciona. Tenía ganas de probar Danganronpa -para muchos un indispensable de PSP-, pero tampoco tenía grandes expectativas, al menos hasta que he jugado estos primeros 41 minutos.

Ha sido como mi primer día de cole

Me dijeron que era el "Phoenix Wright de PSP", aunque de momento parece brillar con luz propia. Ya he visto en una de esas raras intros 100 % niponas la palabra "Trial" por ahí suelta, así que supongo que se acentuará esa sensación de Phoenix Wright más adelante. De momento tan sólo he conocido a lo que parece un reparto sensacional, muy estereotipado pero ideal para no perderse entre tanto nombre de primeras. Me recuerda en ciertas cosas al 999, pero imagino que será algo puntual.

Expectativas moderadas al ejecutar el juego por primera vez. Expectativas tremendamente altas al haber probado estos 41 minutos. A ver a dónde me lleva.

(Tiempo de juego - Capítulo 3): Realmente no sé si voy por la mitad o no -sinceramente, lo dudo muchísimo-, pero creo que ya he visto todo lo jugable que me puede aportar Danganronpa. Al fin y al cabo es un juego 95 % de historia. Me sigue pareciendo una verdadera joya, no nos engañemos, aunque como ya sabéis algunos que me conocéis me gustaría un poco más de interactividad en su vertiente de visual novel. No tengo incidencia alguna en la historia, y no puedo alterar los acontecimientos de ninguna manera. Pensar en un juego así, tal y como es Danganronpa, pero donde tus acciones puedan dar lugar a distintos eventos -me conformaría con que sólo fuera el orden de los acontecimientos- sería un juego que adoraría hasta el infinito. De momento, y hasta que alguien se atreva con una burrada como la que yo tengo en mente, disfrutaré este Danganronpa tanto como el primer día, porque es sencillamente sensacional.

Danganronpa llegó a mí como si nada y se fue dejando una huella bien grande. Como decía en la primera anotación, no fueron pocas las veces que el 999 -un juego al que debería darle una segunda oportunidad- se me pasó por la cabeza. Sí, Danganronpa puede ser definido muy rápidamente como "el Phoenix Wright de PSP", pero es una afirmación tan superficial que no le hace justicia.

Estamos ante una potente visual novel, bastante lineal pero a la misma vez bastante interactiva. Si bien no hay acción o decisión que pueda cambiar un mínimo lo estipulado, Danganronpa es de todo menos una de esas visual novel donde tan sólo tenemos que ir leyendo pulsando un botón. El objetivo de cada una de las fases del juego es llegar al juicio donde todas las verdades han de salir a la luz, donde nos metemos de lleno en una escaramuza de razonamientos entre los que tenemos que encontrar las imprecisiones en los testimonios. Unos juicios bastante más acelerados y trepidantes que los de Phoenix Wright. Son sin duda dos fórmulas distintas de presentar una misma mecánica, pero Danganronpa es mucho más hermético, incluso más fácil si lo preferís a pesar de la cantidad de variantes que entran en el propio juicio.

Aquí llega uno de los primeros "peros" de Danganronpa. Si bien tiene una historia repleta de misterios que te hará especular durante su larga duración, la realidad es que en las distancias cortas se te da todo mascadito. Tanto, que uno a veces se siente insultado a su inteligencia al ser tan guiado. Cada uno de los casos está muy bien planteado, y sin duda son el principal reclamo de este juego, pero a la hora de mostrar las contradicciones todo resulta demasiado evidente, demasiadas pistas en las reflexiones del protagonista principal y demasiadas ayudas.

Danganronpa podría haber llegado a puntuaciones mucho más altas. De hecho, en algunos momentos, así lo hizo dentro de mí. Sin embargo, tiene algunos problemillas que lo alejan de codearse entre los grandes. Más allá de lo que he mencionado sobre lo guiado que está, hay que destacar el hecho de la nula incidencia sobre la historia, y del terrible sistema de "socialización" que trae el juego.

El juego tiene serios problemas a la hora de enfocar las relaciones humanas. Danganronpa me recuerda en ocasiones a mi amado Persona 4, potenciado por esos colorines en la disposición de las ventanas del propio juego y de la estructura del mismo en días. Durante nuestra estancia en Hope's Peak, tendremos tiempo libre que podemos emplear en pasarlo con un personaje de nuestra elección. Esto, estableciendo un grado de confianza importante -ejem, social link, ejem-, nos otorgará habilidades que nos ayudarán durante el juicio. El problema está en que estos eventos no están para nada bien implementados -podemos haber visto hace un segundo como un personaje nos odia a muerte y después no tener problemas en pasar un rato agradable con nosotros- y acaban siendo un totalmente prescindibles hasta el punto de no funcionar ni como relleno.

Por lo demás, Danganronpa no tiene grandes fallos. Es un juego lleno de personalidad como se demuestra en su mero aspecto gráfico y en su música. Ya habría que entrar en cuestiones más personales, como el hecho de que no aguantara a determinados personajes y que piense que algunos comparten roles de otros, o el hecho de que a veces sintiera que todo era extremadamente ficticio. Hubiera apostado por algo más realista si hubiera dependido de mí.

Pero basta de echar de menos cosas en Danganronpa porque me ha encantado, y lo ha hecho desde su esencia, ésa que no se puede transmitir con palabras -quizá por ello el análisis esté quedando un poco más negativo de lo que me ha gustado-. Me lo he pasado bomba lanzando teorías en mi mente y tenía en todo momento una necesidad inexplicable de continuar para saber qué narices estaba pasando. De verdad, un juego que no debéis perderos por nada del mundo.