Un juego donde el jefe final es algo muy literal.
¿A quién no le ha pasado que se ha despertado muy tarde un día de trabajo? ¿Quién no ha pensado en ese duro y crítico camino a correprisa en dirección a su puesto unas cuantas artimañas, excusas y tejemanejes para salir impune de la situación? Pues a nadie, ¿verdad? Porque este párrafo introductorio igual servía hace unos años pero ahora nadie tiene trabajo, así que haced como que no habéis leído nada.
Level 22 es un juego muy majo, muy agradecido y muy fresco, que bajo una ligera capa tanto visual como jugable de juego para móvil se convierte en una pequeña delicia bastante recomendable. Es un juego que cae bien, y que dentro de sus limitaciones se esfuerza por ofrecernos algo distinto. Siendo un juego de un género del que hay muchos ejemplos -bajo distintas perspectivas-, muy pocos se me vinieron a la cabeza mientras lo jugaba.
Encarnamos a Gary, un poco activo trabajador que tras su fiesta de cumpleaños despierta a una hora poco prudente para ir a trabajar. Cuando llega al edificio de su compañía, decide intentar llegar a su puesto de trabajo pasando desapercibido. Así, tendremos que recorrer todos los pisos hasta llegar al nivel 22, más allá del departamento de I+D, donde nos espera nuestra mesa de trabajo para plantar el culo allí sin que nadie se haya percatado de nuestra ausencia.
Podéis haceros ya una idea bastante acertada de lo que es el juego con estas pistas. Infiltración basada en el mundo laboral, donde tendremos que utilizar diversos recursos a nuestra disposición para abrirnos camino entre los trabajadores y entre los guardias de seguridad. Podremos usar periódicos que taparán nuestra gran testa en su totalidad, cafés que son perfecta base para nuestros laxantes, donuts que atraerán a una posición determinada a los guardias de seguridad o incluso una caja de cartón a lo Snake que nos permitirá avanzar sin ser detectados. Level 22 pone a disposición un arsenal muy peculiar para sobrevivir en este duro mundo ofimático.
El juego se divide en cuatro mundos, si mi memoria no me falla, que acaban con un combate frente a un jefe final. Desde jefes de seguridad hasta leyendas urbanas de moles en el subsótano cuya finalidad es quemar documentos comprometedores de la empresa. La dificultad tanto de estos jefes como de los propios niveles es elevada, pero no desesperante gracias a sus múltiples checkpoint repartidos.
Más allá de encontrar la salida Level 22 ofrece figuritas coleccionables escondidas en los niveles, y cajas fuertes que debemos abrir encontrando una combinación que está escondida en el nivel. No hablamos de un papelito con la clave, sino que tendremos que encontrar las pistas visuales desperdigadas por el nivel, que suelen ser bastante difíciles. Desde un simple código apuntado en una columna hasta el símbolo químico de varios compuestos. Muchas veces es más difícil determinar el orden de estas claves que encontrar los números en sí.
¿Cosas malas? Muy pocas pero desgraciadamente una muy destacable: su control. Manejamos a Gary con el ratón, un poco en plan Commandos, haciendo click donde queremos que acuda. Esto da lugar a increíbles imprecisiones que nos llevarán a fallar el nivel de inmediato. Es un juego que fácilmente hubiera rendido mucho más con un control clásico de teclas y no de ratón. Tocará acostumbrarse a ese tipo de cosas.
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