Goodbye Deponia

Goodbye aventuras gráficas.

Podéis consultar el análisis de toda la saga en los siguientes enlaces:

Consulta aquí el análisis de Deponia.
Consulta aquí el análisis de Chaos on Deponia.
Consulta aquí el análisis de Goodbye Deponia.
Consulta aquí el análisis de Deponia Doomsday.

Todo camino llega a su fin, y Goodbye Deponia es probablemente la última aventura gráfica que jugaré en mucho, mucho tiempo. Hablamos de aventuras gráfica de puntero, nada de aventuras conversacionales y demás híbridos que han ido naciendo por el propio estancamiento del género y que sí que todavía disfruto plenamente.

Goodbye Deponia es un paso más allá en el hecho de no haber sabido llevar bien la "saga". Mencionaba en el análisis de Chaos on Deponia la partida de ajedrez y la importancia de tener en mente varias jugadas para poder capturar al rey rival. No es que Goodbye Deponia sea un juego predecible, más bien todo lo contrario. El problema es que todo se va de madre y roza unos niveles absurdos dentro de lo ya propiamente absurdo de Deponia, que era lo único bueno.

Para empezar, Deponia se basa en la estupidez de Rufus, un personaje inaguantable para muchos y precioso para unos pocos. Todo el juego se basa en lo tonto que es él, y cómo resuelve anecdóticamente todos los problemas que van apareciendo. Esto hacía efecto en el primer Deponia, pero cuando llevas tres juegos -me da igual que sea uno partido- tirando del mismo chiste, permitidme que dude sobre si es la mejor estrategia.

Pero lo que de verdad goza de gran importancia en el capítulo final de cualquier cosa es cómo acaba todo, y si está al nivel de lo esperado. Hemos visto maravillosas sagas que han dado trillones de horas de felicidad hundirse por unos pocos minutos finales, y hemos sentido también como obras insulsas y descafeinadas te ponían los pelos de punta en su pasaje final. Nos decimos a nosotros mismos que no, que ya somos demasiado adultos y serios como para valorar una obra -de cualquier campo- por su final, pero es inevitable que éste acabe siendo juez en muchas ocasiones. Deponia no es una saga que se rompa por su final, aunque si gozaste los anteriores -cosa que yo no- hay una gran parte de gente indignada por los acontecimientos que se precipitan en esta despedida del mundo de Deponia, así que ve con cuidado.

En Goodbye Deponia pasan demasiadas cosas en poco tiempo. Quizá no tantas, pero sí muy fuertes. Todo lo que le falta a Chaos on Deponia se ve aquí superado en intensidad -que no en satisfacción-. Goodbye Deponia es un juego obsesionado con sorprender al jugador, y se olvida de lo que importa en un juego de estas características como es hacerle feliz. Tras varias idas y venidas por giros rebuscadísimos, llega un momento en el que la historia pierde el alma que tenía, y es algo que acaba contagiando también al jugador. Valoro de alguna manera el haber intentado hacer algo diferente, pero tengo la sensación de que en este caso hubiera sido mejor salir del paso.

Como he dicho en los tres análisis el problema real es mi ruptura con las aventura gráficas y eso es innegable, pero eso no quiere decir que no esté muy seguro acerca de las cosas negativas que he ido señalando de la saga. Sí, todos queremos a esos desarrolladores indies que se dejan los cuernos por sacar sus juegos, pero tampoco os creáis que es una relación muy recíproca en todos los casos. Sin ir más lejos, Daedalic sacó Deponia partiéndolo en tres partes cuando es un juego que podría haber funcionado mucho mejor en dos entregas, o incluso en una como ellos mismos se encargaron de probar sacando poco después la edición Complete Journey que incluye la aventura completa sin tener que pasar por caja tres veces. ¿Queréis más? Bueno, esto no me afecta, pero decidieron sacar los dos primeros capítulos en español y el tercero tardó nada más y nada menos que dos años en salir. Pues muy bien todo.