Milkstone Studios nos trae un juego de carreras de alma cenital/isométrica que nos hará recordar a ratos un cacho de nuestra infancia. Digo alma cenital/isométrica porque puedes cambiar la cámara en cualquier momento y convertirlo hasta en un juego de carreras de vista trasera en tercera persona, pero vamos, todos coincidiremos en que Little Racers Street es un juego que entra dentro de ese subgénero arcade de carreras donde entran otros como el ya mítico Speed Demons o Rock 'n' Roll Racing. Quizá no debería haber dicho esos nombres porque son gigantes del género y Little Racers Street ni se le acerca. Sus competidores van más a la altura de Death Rally o Mini Motor Racing EVO, aunque se queda en extremadamente simple en todo momento. Quizá en ello también radique su magia.
Little Racers Street puede ser más o menos lo que teníamos en mente cuando éramos pequeños y teníamos cochecitos de carreras que llevábamos por toda la casa como si fuera un inmenso circuito. Ahora que lo pienso alguien debería coger esa idea y, con permiso de MicroMachines, llevarla a cabo en un juego de carreras currado. Hablo de esos cochecitos genéricos que muchas veces eran intentos de réplicas de grandes marcas conocidas. Todos teníamos un par que corrían muy bien mientras que otros se trababan a cada momento y no avanzaban más de medio metro porque acumulaban mierda por un tubo en sus ruedas. En mi caso tenía uno verde y uno negro que madre mía, cómo corrían los cabrones.
Muy estándar todo |
A Little Racers Street lo que le falta es una estructura mucho más definida. Es un juego sin fin que te ofrece carreras con recompensas de manera infinita, y cuyo único aliciente es almacenar dinero para poder comprar un coche mejor. No hay un modo historia ni nada que se le parezca, ni una pantalla de "game over" o unos títulos de crédito al llegar a cierto punto. Lo que haces en el primer minuto de juego es lo que vas a hacer en todos los demás, por lo que no hay una sensación de progreso o de juego "serio" como para dedicarle más de un par de horas.
La conducción es suave y los vehículos responden relativamente bien. Hay algunos circuitos que están directamente mal diseñados para el espíritu tan arcade que hay en el juego, pero por lo demás la sensación es de estar ante el típico juego muy manejable de coches, lo cual es exactamente lo que necesita un juego de este subgénero muy lejos de la simulación. Eso sí, no penséis que por manejarse con facilidad y ser tan light va a ser fácil, porque es en eso donde patina y bastante. Ya en dificultad normal tendremos problemas para quedar primeros, no hablemos en difícil o "injusta" (sí, se llama así el nivel máximo). Podemos mejorar nuestro coche para equilibrar las carreras, pero si nos pasamos mejorándolo pasaremos de tener el mejor coche de clase C al peor coche de clase B. Jugar en una dificultad u otra nos recompensará con distinta cantidad de dinero, por lo que no es tampoco un factor decisivo a la hora de jugar al juego.
Los coches también son personalizables, aunque eso no os hará jugar mejor |
Fácil de jugar, difícil de sobrellevar con el tiempo. Si no te gusta el género un mínimo ni se te ocurra probar con él para confirmarlo.
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