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12 sept 2019

SHADOW TACTICS: BLADES OF THE SHOGUN - MUCHO MÁS QUE UN COMMANDOS FEUDAL

Bienvenidos al Japón Feudal de la Segunda Guerra Mundial. No me he vuelto loco.



Hablar de Shadow Tactics es hablar de Commandos, un juego que a día de hoy probablemente sea el mayor éxito del desarrollo de videojuegos español sobre todo en cuanto a trascendencia a nivel internacional. El juego de Pyro Studios lanzado en 1998 tuvo hasta dos secuelas antes de virar hacia el FPS con aquel débil Strike Force. Para entonces, el nombre de Commandos ya era parte de la historia del videojuego, y mucho más si tiramos a lo patrio.

Commandos llevaba la estrategia un paso más allá, y abría las puertas de la micro-estrategia mezclada con la acción. Un sistema de personajes basado en clases que debían cooperar para conseguir sus objetivos donde la coordinación mouse-atajo de teclado era indispensable.

Commandos: Behind Enemy Lines (Pyro Studios, 1998)

Esta fórmula es a día de hoy muy jugable. Commandos ha envejecido muy bien. Es precisamente por su rotundo éxito y por su jugabilidad casi imperecedera que llama mucho la atención que las compañías no explotaran la gallina de los huevos de oro. Quitando algún intento como Desperados -saga cuya tercera entrega correrá a cargo de la propia Mimimi, desarrolladora de este Shadow Tactics que nos ocupa-, no se han hecho títulos que copien y mejoren la fórmula de Commandos, al menos no títulos dignos de mención.

Esto fue así hasta al menos 2016, cuando Mimimi sacó, casi sin aviso, este Shadow Tactics de la mano de una distribuidora con nombre como es Daedalic Entertainment. Commandos en el Japón feudal, y aunque hay que comentar un par de cosas todo lo que se diga son palabras de más. La idea es la misma: cinco personajes cada uno con sus habilidades propias esquivando conos de visión para colocarse detrás de la espalda del guardia y ejecutarlo en silencio para llevarse su cadáver al seto más cercano donde poder cantar victoria y pulsar ese F5 de guardado rápido. Shadow Tactics no descubre la pólvora, pero es lo suficientemente listo como para aprovechar un mercado con escasez de títulos para ofrecer un juego redondo y muy accesible.


Aunque hubiera valido con la jugabilidad clásica, lo cierto es que Shadow Tactics se molesta en introducir una serie de añadidos que mejoran la experiencia muy notablemente. El más significativo es un modo sombra que le da el girito, esa pequeña -o gran- idea que le pido a todo videojuego que quiera alcanzar una puntuación más elevada. El modo sombra permite asignar acciones a cada personaje -una por personaje- de manera que, pulsando la tecla intro, se ejecuten a la misma vez. Dicho pronto y mal, es como aplicar una macro. Así, seremos capaces de eliminar patrullas enteras con tan sólo preparar nuestra emboscada en el modo sombra. Todo esto da lugar a una creatividad adicional a la hora de acabar con nuestros enemigos.

Cinco personajes con distintas habilidades, que van desde el clásico francotirador al disfraz que permite distraer a enemigos, pasando por la clásica puñalada por la espalda y por la eliminación a distancia. Lo cierto es que eché en falta más diferenciación entre personajes. Si bien cada uno tiene su habilidad característica, la mayoría tiene funciones parecidas, como señuelos y asesinatos por la espalda. Además, hay algún personaje como es Takuma -el francotirador- que supone más una carga que una ventaja. Sentí más diversidad y especialización en el propio Commandos. Todo lo anterior choca con un mapeado bastante libre. Tuve la sensación todo el juego de que no existían soluciones óptimas como tal. La desarrolladora parece haber optado por configurar los mapas sin tener en mente muchas estrategias, y luego se han dedicado a probar a ver si era factible completarlos. Esto es bueno, porque da gran sensación de libertad y posibilidades, pero también lastra el uso de determinadas técnicas y personajes y da un ligero aire de descontrol que se traduce en ese sentimiendo de "¿lo estoy jugando bien o estoy aprovechándome de algo que no está concebido de esa manera?".


Nunca tendremos la sensación, a lo largo de 13 misiones, de estar repitiendo cosas. Cada misión tiene sus propias particularidades, desde cambiar los personajes que utilizamos hasta cosas mucho más inspiradas, como es la presencia de niveles de nieve donde los guardias siguen nuestras huellas, pasajes húmedos con charcos bien ruidosos o niveles nocturnos donde las mecánicas cambian por completo al depender los conos de visión de las fuentes de luz. Toda esta amalgama de ideas se llevan a cabo con éxito y no son abrumadoras gracias a una excelente interfaz.


Jugablemente excelente, aunque a veces la cámara te puede dar algún problema. Eso sí, más te vale familiarizarte pronto con los atajos rápidos de teclado y no depender del lento click del ratón, porque hay muchas situaciones donde la rapidez es crucial. También tendrás la posibilidad de acudir a objetos del entorno para causar accidentes que no activarán la alarma. En cualquier caso, no es un juego excesivamente complicado gracias a su apuesta clásica de guardado rápido. Es más, el propio juego te alerta continuamente de que no estás guardando, demostrando que no tiene ningún tipo de complejo al respecto. Funde ese F5 cada vez que entres en la maleza sin ser avistado. Shadow Tactics se asegura de que no te lleves disgustos con tres ranuras de guardado que se van sobreescribiendo de manera automática.

Una buena banda sonora ambiental, voces en japones y más idiomas y unos gráficos que de manera general son bastante buenos pero que a cortas distancia se quedan algo pobres. Todo es un extra para un sistema jugable que se echaba de menos y que Shadow Tactics sabe hacer suyo con total naturalidad.


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