SLIDER

28 mar 2025

UNA IA DESASTROSA Y ALGUNA SORPRESITA - MIS PRIMEROS PASOS EN ATOMFALL

 

Con solo dos horas de juego no es que pueda decir que esto computa como unas primeras impresiones, pero igual sí, porque me han pasado tantas cosas en Atomfall que me veo obligado a escribir estas líneas.




No tenía yo muchas ganas de Atomfall, la verdad. Lo nuevo de Compulsion Games parecía que iba a dejarnos una especie de Fallout británico, y bueno, así ha sido más o menos, pero por alguna razón le he dado la oportunidad y... ¡no está mal! Sí, de verdad, incluso cuando mi predisposición eran tan regulera, e incluso después de haber vivido uno de los episodios más absurdos que ahora veréis, de momento me está compensando el haberme metido sin esperar demasiado de él.


Mi objetivo con Atomfall estaba claro: jugarlo como si fuera la vida real, rolear un poco e ir donde los objetivos me vayan llevando de una manera natural. Luego me cuesta mucho, porque yo soy un completista de toda la vida, y me estoy esforzando verdaderamente por no imprimirme directamente los mapas e ir con un rotulador marcando cada casita que se cruza en el camino. ¡Lo estoy consiguiendo! Me está costando, ya digo, pero lo estoy consiguiendo. Estoy especialmente orgulloso de mí mismo por haber pasado zonas enteras sin mirar, únicamente porque allí había enemigos y, en una situación similar, yo hubiera hecho lo mismo: ¿infiltrarme para conseguir víveres que me permitan sobrevivir un día más en terreno hostil? qué va, salir como una rata y no pisar en la vida esa zona.


Pero en una de esas, campo abierto, fui detectado. Les escuchaba buscarme y, suertudo de mí, tuve al lado una escalera que me subió a una atalaya donde me creía seguro. Mentira, me vieron subir y ahí que fueron detrás de mí. ¿Qué pasó? Bueno, mejor que lo veáis vosotros mismos, porque semejante despliegue de IA no se puede describir con palabras.




Este momento fue muy pero que muy crítico para mí. No es solo que me haya pasado esto, sino que es el primer encontronazo que he tenido con enemigos en el juego, y el resultado ha sido el que veis. Al borde del abandono, decidí esforzarme un poco más y concederle una segunda vida a Atomfall, y ahí fue cuando empezó a brillar.


En mi lista de objetivos tenía el de hablar con una comerciante que me explicaría dónde se encontraba el Intercambiador. Yo no entendía nada, de verdad, y mira que prestaba atención, pero por lo menos parece que Compulsion Games quiere que así sea, ya que te despiertas en un búnker amnésico donde recibes instrucciones ambiguas que, por alguna razón, pues te apetece seguir al pie de la letra. Total, no tenías nada más que hacer. Sea como fuere, explorando -más bien huyendo de patrullas enemigas como la rata que soy- me metí en un búnker y... ¡magia, el intercambiador! Pude presenciar como el juego tachaba la misión de reunirme con la comerciante, y se actualizaba al siguiente paso ahora que había encontrado, de pura chiripa, el intercambiador. Hay algo misterioso en el ser humano, una satisfacción indescriptible, cuando un juego le deja cumplir objetivos de una manera anárquica, y aunque no es que Atomfall esté descubriendo la rueda con esto, a mí me sigue resultando placentero.


Como placentero es salir del búnker y ser interceptado por una patrulla enemiga, de la cual me escondo nuevamente haciendo ejercicio de ratería para recordar que tengo en el inventario una granada y que, bueno, una imagen vale más que mil palabras.




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