Fueron buscando su origen, lo que encontraron puede ser su final.
Si no quedaste contento con Prometheus, El Gran Marciano es una secuela espiritual de Alien en toda regla. Antonio Hernández se disfraza de Ridley Scott y nos regala este monumento a la ciencia ficción que hubiera sido más propio del director de Alien que de otra persona. Un homenaje al género que tiene unas influencias tan buenas y marcadas que se hace irresistible en todo momento.
Como película en sí ya es digna de los mejores premios, pero destaca principalmente en tres aspectos. Para empezar las actuaciones y los propios personajes tienen una profundidad que traspasa la pantalla. Incluso los secundarios tienen una personalidad única superando con creces la que podíamos encontrar por ejemplo en los personajes secundarios de la trilogía del juego Mass Effect. Al mando de todos ellos un increíble Jorge Berrocal, cuadruplexperto en tecnología y aislamiento militar ante emergencias de origen desconocido, que en todo momento nos deleita con una sabiduría sólo al nivel de la calidad de la película en general. Su interpretación de veterano retirado pero todavía dispuesto a darlo todo por su nación es absolutamente inolvidable e impagable. "Tú siempre has sido, eres, y serás uno de los nuestros". Estremecedor.
Otro de estos aspectos a remarcar es el trabajo en post producción, edición y montaje. No dirás que vas a encontrar un sólo fallo en toda la realización ni en ninguno de esos procesos. El Gran Marciano es un conjunto sólido que no necesita de artimañas tales como grabar escenas después de la película para intentar darle más sentido, o tener que volver a grabar las voces como si fuera un doblaje (lo que se hacía antes, vamos) para superponer el audio porque el original era horrible. Todo transcurre con una fluidez y una naturalidad digna del trabajo de Antonio Hernández.
Pero como digo es la ciencia ficción pura y dura lo que encumbra a esta maravilla del culto. La nave que encuentran con la entidad alienígena dentro es una delicia visual que ya la hubiera querido Giger para sus diseños. La criatura con claras referencias e aspiraciones xenomórficas transmite terror sólo por su mera inteligencia. El suspense gana un protagonismo tremendo en esos minutos finales que acaban por alejarse del cine de Scott para adentrarse en la paranoia spielbergiana de Encuentros en la Tercera Fase. Cabía esperar que Jorge Berrocal se pusiera a hacer montañitas con su plato de lubina y el queso fundido, pero parece que finalmente el director descartó la idea. "La película era tan buena tal como está que añadir algo así podría provocar reacciones cardíacas en los espectadores, así que descartamos la idea", declaraba un aclamado Antonio Hernández.
Un imprescindible de nuestro cine, del séptimo arte y de todos los artes en general. La obre definitiva. La conjunción perfecta entre todos los aspectos técnicos y no técnicos hacia la excelencia cinematográfica.
Amén!!
ResponderEliminarCon influencias claras de Sangre de las Estrellas.
ResponderEliminarMe hace una risa ver el gorrino rascao ahí abajo. No rebloguees nada más en Tumblr para que permanezca siempre ahí.
ResponderEliminarVosotras sí que sabéis apreciar el buen cine
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