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4 dic 2025

A PIZZA DELIVERY - ANÁLISIS


Las pizzas no se entregan en porciones por nada.





La verdad es que no tienes el trabajo más agradecido del mundo. Tu reparto de pizza muchas veces acaba en un cliente que no es capaz ni de abrir la puerta para recogerla. "Déjala en el suelo junto a la puerta". No es que esa puerta parlante haya tenido un mal día, o que tenga algún problema contigo. No es personal. Es, simplemente, un tema de comodidad, tal y como en la actualidad pides comida a través de una app de reparto cuando el pedido sale más caro por esos misteriosos "gastos de gestión" en lugar de, simplemente, descolgar el teléfono para hablar con una persona. Puede que el proceso de elaborar una buena pizza no encuentre la satisfacción que uno espera después de un trabajo tan sacrificado de largas fermentaciones y, sobre todo, largas y pacientes esperas, solo para que el cliente la engulla en cuestión de minutos mientras ve su partido de fútbol de turno sin posar siquiera una mirada a lo que está comiendo. Sea como fuere, como repartidora, agradecerías al menos ver a la persona a la que le llevas la pizza, y recibir así, como complemento del pago, una -forzada o no- sonrisa que de alguna manera selle el trato. No te queda otra que abandonar el edificio con un anhelo de un mejor desenlace, y contestar al teléfono que te espera fuera, donde tu jefe te asignará la siguiente dirección de reparto.


A Pizza Delivery se apoya en algo tan mundano como es el servicio de reparto de una pizza para meterte en un universo surrealista donde lo onírico se junta con el realismo mágico. Dejando atrás un edificio de arquitectura imposible, vas en camino de tu siguiente encargo siguiendo las bandadas de pájaros que parecen formar flechas que marcan tu objetivo. No entiendes qué haces exactamente ahí, pero una extraña inercia te lleva a seguir tu único cometido: entregar la pizza que ha pedido el cliente.




Este encargo tiene una peculiaridad, y es que además de la pizza que llevas, tienes una pizza extra cuyas porciones deberás ir ofreciendo a los personajes que vayas encontrando por el camino, de una manera altruista. Así, con dos pizzas guardadas en tu moto de Earl's per Tutti, deberás atravesar los preciosistas escenarios cambiantes que funcionan casi como espacios liminales donde te esperan diversos personajes que salpican los niveles para, simplemente, escuchar sus historias que esconden pequeñas reflexiones y confesiones unidas a cargas sentimentales y pesares que, como todo problema en esta vida, se alivian un poco más recibiendo una siempre codiciada porción de pizza. Llevar la pizza hasta dicho personaje correrá a nuestro cargo, funcionando estos tramos como pequeños puzles a los que podemos decidir enfrentarnos o no, y cuya recompensa será profundizar en cada uno de estos personajes. Podemos, por tanto, tomarnos el juego como algo mucho más lineal, pasando de estos personajes y yendo directos a nuestro objetivo, pero nos perderemos parte de la gracia de un juego que ya de por sí es extremadamente corto. No es la escasa duración, en todo caso, el principal problema de obviar estas tramas secundarias, sino el hecho de perderse personajes bien escritos, que tan solo con un par de minutos de conversación son capaces de captar toda tu atención.




No hay un gran desarrollo como juego en A Pizza Delivery. Nuestra función será la de ir conduciendo una moto que pide a gritos un mejor control. No es que su manejo vaya a entorpecer tu aventura, pero es una de esas experiencias donde ayudaría mucho una mejor sensación de fluidez apoyada en mejores inercias, tal y como hacen juegos como Season: A Letter to the Future (Scavengers Studio, 2023). Más allá de esto, las barreras videojueguiles o desafíos que nos encontramos pasan por abrir puertas y solventar problemas del terreno con el objetivo de que la moto pueda seguir avanzando, además de ir recolectando objetos a modo de coleccionables que profundizan en una historia de esas que se disfrutan más entendiendo sensaciones que argumentos, siendo esto algo positivo o negativo según a quién preguntes.




Creo que pocas veces, por no decir nunca, he sentido que la escasa duración de un juego es un problema, pero aquí me es inevitable pensarlo. A Pizza Delivery se siente casi como una demo que nos mantendrá ocupados durante una corta hora -esto es, parándose a disfrutar de los escenarios y haciendo el contenido secundario-. Aunque sus gráficos son simples, tiene ese buen gusto a la hora de ofrecer partes visualmente atractivas potenciadas por un sabio uso de la cámara en momentos concretos. Hay también sinceridad en sus palabras, y vuelvo a repetirme acerca de las virtudes a la hora de presentar a sus personajes secundarios, pero todo esto queda demasiado minimizado por lo anecdótico que se siente en su duración y, voy más allá, historia principal. De hecho, los piropos que he ido lanzando sobre lo bien escrito de su contenido secundario, sirve para dar un tironcillo de orejas a una parte principal un tanto más desaprovechada.




Eric Osuna nos deja, por tanto, algo diferente que he disfrutado de una manera más convencional de lo que esperaba. Como siempre digo, lo que te guste dependerá más de tu propio bagaje en juegos de este estilo/propuesta que de si A Pizza Delivery hace las cosas con mayor o menor acierto.




Jugado en PlayStation 5 con una copia de prensa proporcionada por JF Games.

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