Black Ops 6 aparece en un peculiar estado de forma, tras la poca aceptación de Modern Warfare III y su polémica campaña. Treyarch y Raven, junto al resto de estudios de Activision dedicados a Call of Duty como apoyo, se unen para intentar devolver a su lugar la franquicia en cuanto a calidad, ya que en cuanto a ventas sigue siendo un buque insignia para la compañía.
Alfil come torre
Lo cierto es que el principio es duro. Engañoso, diría. Creo que Call of Duty está más pendiente de lanzar un mensaje a los fans más puros diciéndoles que estén tranquilos, que esto es Call of Duty, que de lanzarlo a los fans nuevos que deberían sentirse atraídos por la enorme variedad y riesgo que espera en la campaña. En cualquier caso, el juego no te lo pone fácil de primeras, porque al empezar a jugar lo primero que tienes es una pantalla llena de texto con una descripción de la misión y un "empezar", que te hace dudar hasta de si estás empezando una campaña nueva o las partidas de la nube de Xbox se han vuelto locas y estás pillando la partida guardada de otro usuario.
Sea como fuere, una ya más elaborada cinemática te intenta meter en el papel. Oyes muchos nombres, pero en tu mente todo te suena a que eres Thomas Muller y tienes que rescatar a El Shaarawy. A Call of Duty no le importa, o eso sientes de primeras, y a ti tampoco. Te importa lo suficientemente poco como para haberte tragado la introducción y el juego en español y no haber dado el paso de intentar cambiar a la versión original. Te bajas del coche y disparas. ¿A Quién? ¿Yo qué sé? El soldado perfecto. A los cinco minutos estás lanzando misiles a un helicóptero que te persigue, en una de esas escenas Michael Bay que son marca de la casa.
Ni idea de nada. Lo suficientemente poco como para ponerme una venda al llegar a lo que es el hub desde donde se van organizando todas las misiones y extendiendo el lore, donde ahora podemos invertir el dinero que vamos consiguiendo de las misiones en las armas y mejoras de nuestro personaje. Vale, tienes un 6 en el título, quiero decir, no pretendía enterarme de mucho cuando hay seis juegos anteriores, y yo me quedé en el tercero, sin prestarle tampoco demasiada atención. Yo admito mi parte de culpa, pero no hubiera estado mal que Xbox nos hubiera metido durante todo este tiempo los anteriores por Game Pass para subsanar el problema. Claro, que igual para ellos el problema no era que no te enteraras de lo que estaba pasando, sino que te empacharas de Call of Duty antes de la llegada del que es el primer juego de la saga que llega tras la compra de Activision por parte de Microsoft.
Cuando los helicópteros dejan de llover del cielo por arte de magia -entendamos magia como el lanzamisiles-, y sueltas tu casco militar para ponerte tu traje de gala, Black Ops 6 empieza a carburar, y sí, empiezas a entender, como mínimo la historia que te presenta aquí de una manera un tanto más independiente. Del topicazo militar pasamos a otro tipo de topicazos, con la particularidad de que cada misión se siente única. La primera, un FPS clásico, la segunda, una misión de infiltración de estas que te dejan las rodillas rotas de tanto estar en cuclillas, en lo que es una extraña apuesta por ocultar el dinamismo que se nos vendrá a partir de entonces. Black Ops 6 empieza a abrazar, con bastante acierto, una diversidad de misiones y situaciones que van desde pequeños puzles hasta mapas más abiertos donde hacer los objetivos de varias formas, de manera que me sentí en muchas ocasiones jugando a una especie de Hitman en primera persona. El nuevo Call of Duty está más cerca de Ocean's Eleven de lo que podrías esperar tras ese poco valiente principio.
Omnimovement, como si fuera esto el blast processing
Omnimovement es algo que suena a Hypermotion, o cualquiera de las artimañas de marketing que los desarrolladores llevan vendiendo para llamar a cualquier mínima novedad a la que aferrarse para diferenciarse de la competencia o, en este caso, de sus propias anteriores entregas. En este caso, el omnimovement hace referencia a una libertad total de control, que se traduce en esta ocasión en la posibilidad de tirarse en plancha hacia cualquier dirección y estampar tu cuerpo contra el suelo mientras en el aire -o ya desde el suelo- disparas a cualquiera que esté delante de ti. Este movimiento no es tan socorrido en el modo campaña, pero en el modo multijugador tan solo verás a la gente tirarse a lo loco como si se tratara esto de una parodia de la saga Max Payne. En tu cabeza, parece un último recurso, porque literalmente no vas a levantarte del suelo si fallas tus disparos, pero lo que se siente en las partidas multijugador es que se usa en cada momento, en cada cruce de caminos.
Fuera de esto, es el Call of Duty más ágil en años, y si a eso se le suma a la ecuación el hecho de que los mapas son insultantemente pasilleros, con menos resquicios para buscar la estrategia, lo que tenemos es un frenetismo acorde a los tiempos de consumo de juegos desmesurado, donde las escopetas y las SMGs brillan por encima del resto de armas de combate más largo. Sigue siendo divertido, quizá incluso más que los anteriores en el online, pero también es una sensación de estar jugando a algo un poco menos trabajado, más cortito y al pie, que se acerca más a la locura que al raciocinio.
Play anywhere
Black Ops 6 ha sido el primer Call of Duty que llega de salida en Game Pass. El mercado ha cambiado bastante, y donde antes se buscaba el avance tecnológico, ahora parece que determinados juegos apuestan más por llegar a todas partes y fardar de número de jugadores que de ser esa revolución que los convierta en el nuevo "can it run Crysis". Es el caso de este Black Ops 6, del cual ya os puedo decir que me ha sorprendido lo poco puntero que se siente en cuanto a lo técnico. No es que el juego se vea mal, o siquiera que desentone con los estándares de hoy, pero claramente se nota que Black Ops 6 no ha querido ir más allá, con el objetivo de poder funcionar en cualquier máquina de presupuesto ajustado. Recuerdo Modern Warfare, el reboot de 2019, como un alarde gráfico importante, pero a día de hoy las exigencias de la industria han cambiado, y es algo que se nota profundamente en este último lanzamiento de la saga.
Mi experiencia con Call of Duty Black Ops 6 ha sido, como veis, la de terminar la campaña sin detenerme demasiado en los detalles y probar el online un puñado de horas, lo suficiente como para entenderlo -o creer hacerlo- pero al mismo tiempo no ser justo con él como para dedicarle más hueco en el análisis. El modo zombies, por otro lado, lo caté de una manera superficial, así que extraed de la ecuación esa pata -que no es pequeña, las cosas como son-. He disfrutado bastante de él, muchísimo más de lo que esperaba, y diría que está entre las mejores campañas de la saga, incluso cuando ni siquiera he podido seguir la trama como debería. Una valentía que no esperaba, un ritmo idóneo, y la sensación de que se puede hacer un Call of Duty sin tener delante una pila de cadáveres y lluvia de balas, abrazando igualmente la estupidez y la épica casi al mismo nivel. Digamos que Black Ops 6 ha servido para restaurar un poquito más la fe que empezaba a perder en la franquicia, a pesar de ser consciente de que no acaba de ser un juego para mí.
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