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22 nov 2019

FORZA HORIZON 4 - SOLEDAD EN COMPAÑÍA

No soy un experto en juegos de conducción. Mi historial pasa por grandes gigantes venidos a menos como es el caso de la saga Need for Speed o Test Drive y algún coqueteo con la simulación en juegos como Project Cars, pero no me considero un fan del género. Había oído muy buenas cosas de Forza Horizon 4, pero jamás pensaba que un juego de conducción pudiera llegarme tan profundo. Es el último género por el que hubiera apostado.

Forza Horizon 4 ha sido para mí más que un videojuego, ha sido un auténtico compañero de vida.



Podría hablaros de sus virtudes técnicas, que dan como para que hagas un test preguntando "¿imagen real o videojuego?". Podría hablaros del medio millar de coches que están a tu disposición, con sus pinturas oficiales o diseños personalizados que permiten cambiar su aspecto a lo que tu mente desee, o tunearlos para competir con ese coche inferior en categorías superiores. Podría hablaros también de su sistema de puntuación de habilidades que coge lo mejor de juegos como Project Gotham, y que considera casi cada acción que tengas en mente. También podría hablar de su isla inmensa que invita a recorrer cada una de sus carreteras como hiciera Test Drive Unlimited, de las cuatro estaciones que hacen que visualmente sea difícil cansarse del juego incluso cuando el propio mapa tiene suficientes elementos como para no necesitarlo, o de la diversidad de misiones y situaciones que presenta el juego en una estructura tan rígida como es la conducción híbrida arcade/simulación. Incluso debería destacar el enorme trabajo que se hace para mantener actualizado un juego que ya lleva en el mercado mucho tiempo, pero sigue ofreciendo esa rama de servicio que se ha visto respondida por millones de jugadores que todavía pueblan los servidores. Podría deciros simplemente que Forza Horizon 4 es un prodigio de videojuego, pero estaría faltando a lo que de verdad ha significado para mí.

La belleza de una primavera

Y es que Playground Games ha hecho precisamente, un "playground" donde juegas a tu gusto. La sensación es de libertad extrema, en un mundo conectado online de manera sutil de forma que no te veas obligado a vivir una experiencia multiplayer para sentir que lo estás disfrutando cuando en realidad está ahí en todo momento. Se apuesta por un laissez faire que te invita a disfrutar el juego a tu ritmo. ¿Has quedado séptimo? No te encontrarás una pantalla de derrota o de vuelve a intentarlo y se te premiará igualmente por tu desempeño. Ajusta la dificultad de los bots -humanizados como "drivatares" que toman el nombre de tus amigos-, lleva la conducción a la simulación, elimina todas tus ventajas o juégalo como si fuera un arcade en un salón recreativo. ¿Te has chocado? No pasa nada, rebobina la acción todo lo que quieras para volver a tomar bien esa curva, o cárgate esa ventaja para recibir más créditos y aprender realmente a jugar a Forza Horizon 4. Aquí está la mayor diferencia, al juego le importa un pimiento cómo juegues, lo bueno que seas y lo bien que se te dé o no conducir, el juego simplemente quiere que te sientes y juegues, en el sentido más literal de la palabra. Una presentación única que no está enfocada a hacerte mejorar sino a hacer que te lo pases mejor, lo cual hará, paradójicamente, que mejores por tu cuenta propia y pronto estés desafiando las carreras más difíciles sin ningún tipo de ayuda.

El entretenimiento infinito de un verano de vacaciones

Tras una primera etapa de confusión ante eternos menús donde es difícil enterarse de todo hasta que no llevas una 20 horas, más mérito de la cantidad de contenido que demérito del diseño de la interfaz, Forza Horizon 4 empieza a convertirse en un fondo para tu vida, y en mi caso un juego casi terapéutico. Se habla mucho de la soledad, y de lo que un videojuego es capaz de acompañar, y Forza 4 ha sido para mí un juego que me ha permitido estar conmigo mismo largos periodos, hasta alcanzar casi sin darme cuenta el centenar de horas. Pon tu playlist favorita de Spotify o tira de la gran selección de canciones que incluyen las emisoras del juego y dedícate no a jugar a Forza 4, sino a estar contigo mismo, a pensar, a darte esa pausa que necesitas, a recordar por qué los videojuegos han sido y serán una de las cosas más importantes de tu vida. La sensación de paz de cada momento en Forza 4 es algo que no olvidaré jamás.

El calor reconfortante de un brasero en otoño

Es muy difícil conseguir algo así, conseguir que juegues a un juego sin objetivos, sin final, y cuya única finalidad es que lo pases bien como tú quieras en un mundo interconectado pero a la vez solitario. Supongo que llega el momento en el que todos encontramos un juego así, un juego donde pararse y saborear los videojuegos de una manera única y especial.

Dormir en el asiento trasero de un coche en plena nevada

Es, simplemente, uno de los pocos juegos que ha sido capaz de hacerme parar en una industria tan alocada de consumo frenético de títulos que instalamos y desinstalamos en la misma semana. Mientras escribo estas líneas no veo razón alguna por la que desinstalar todavía Forza Horizon 4. No veo razón alguna por la que desprenderme de este inesperado compañero de vida, al que siempre le estaré agradecido.


2 comentarios :

  1. Acabo de acordarme de ese Forza horizon de X360, en físico, que me encantaba y que ojalá supiera donde está, no se si lo dejé a alguien, o si simplemente lo engulló un agujero negro. El forza Motorsport 4 sí lo conservo, y es también un gran juego.

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    1. Es mi primera aproximación a la saga, y probablemente le estoy concediendo méritos que caen en Forza Horizon 3, pero no puedo evitar sentirlo como uno de los grandes juegos que se han hecho jamás.

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